LA TEORIA DEL ENSUCIAMIENTO CELULAR COMO CAUSA DEL 65% DE LOS CANCERES
El doctor Jean Seignalet (fallecido en 2003) es toda una institución en Francia. Hematólogo, inmunólogo, y biólogo, fue pionero en su país de los trasplantes de órganos y tejidos sobre todo renales.
Es – fue – autor de más de doscientas publicaciones en las principales revistas medicas en lengua francesa e inglesa, su actividad médica siempre estuvo relacionada con la Química y la Biología.
Pero lo que le hizo famoso en el ámbito de la Medicina fue su propia experiencia. Saignalet supero una grave depresión nerviosa merced a un régimen alimenticio rico en productos crudos que excluida los cereales y los lácteos.
Intrigado por el hecho de que la Medicina Moderna sea incapaz siquiera de dar respuesta al origen de la mayor parte de las patologías y se dedique a aliviar síntomas, se dedico a aplicar sus conocimientos multidisciplinares a establecer si existe o no relación entre ellas y la dieta.
Pues bien, tras examinar a sus pacientes durante años, llego a la – para muchos sorprendente – conclusión de que en la gran mayoría de loas ocasiones, enfermedades como la poliartritis reumatoide, la espondilitis anquilosante, la esclerosis múltiple, la depresión nerviosa, la psicosis maniaco depresiva, la esquizofrenia, el Alzheimer, el cáncer y muchas otras tienen un origen común: la alimentación actual y el ensuciamiento celular al que da lugar.
Su experiencia y conclusiones apoyadas por cientos de referencias científicas se encuentran en su obra “La alimentación, la 3ª Medicina”. Si, incluido el cáncer. Y esa afirmación no la hace un medico cualquiera. El prestigio en el ámbito científico de Jean Seignalet esta fuera de toda duda.
Otro científico, profesor de Oncológica y Cirugía Digestiva, Henr Joyeux, en el prologo de la 5ª edición del libro de Seignalet, no duda en afirmar lo siguiente:
“La inmensa experiencia de Seignalet le ha permitido poner en entredicho los falsos acervos y penetrar en los numerosos – no dichos – de la medicina moderna.
¿Quién se atrevería a decir que lo oncólogos son tan numerosos porque hay cada vez mas canceres y que las esperanzas de curar un cáncer de pecho o cerebro hoy no son mejores que hace veinte años?.
Su obra, muy documentada, realmente científica, esta al alcance de todos los que reflexionan sobre la medicina del tercer milenio sin tener “la nariz clavada sobre el cristal” de su especialidad o sobre la ultima revista que pretende atraer lectores haciéndoles creer que mañana la ciencia solucionara todos los problemas. Jean Seignalet demuestra con la lógica de la sensatez que la alimentación puede ser la mejor o lo peor de las cosas.
Algunos, ineficaces científicamente, especialmente en alimentación, se ridiculizaran a si mismos queriendo pervertir su mensaje pero ninguno de su numerosos colegas puso en duda sus teorías y tratamientos. Al contrario, como yo, les confiamos los enfermos a lo que son sabíamos aliviar.”
Tras muchos de estudio, se encontró con que solo una mínima parte de las patologías inexplicadas puede realmente deberse a la herencia genética.
Y después de un proceso de descarte llego a la conclusión de que los llamados genes de susceptibilidad – factores hereditarios – no permiten explicar por si mismos el origen de las numerosas enfermedades idiopáticas (de etiología desconocida) que existen. Además para su desarrollo es imprescindible la intervención de factores medioambientales. Y cuando son eliminados la mayoría de ellos – radiaciones, productos químicos, tabaco y otros tóxicos – lo que queda al descubierto es que el mecanismo de desarrollo de la mayor parte de enfermedades, incluido el cáncer, tiene un mismo origen: la alimentación moderna.
Con un lugar donde todas ellas se inicia: el intestino delgado. Sus investigaciones ha aportado pues, carácter científico a la famosa recomendación de Hipócrates: “Que tu alimento, sea tu medicina”, demostrando de peso a médicos y pacientes que la medicina del futuro pasa por cambiar nuestros hábitos alimenticios y cortar el ensuciamiento celular que provocan.
Seignalet, afirma que la Medicina moderna esta muy lejos de dar la importancia que realmente merece al intestino delgado como parte fundamental de la salud y que, como consecuencia, los enfermos no son capaces de valorar los problemas que implica su mal funcionamiento. “El intestino delgado merece un estudio detallado ya que es, a mi parecer, un órgano clave. La mucosa del intestino delgado sirve de barrera entre el medio interior del organismo y los peligrosos factores del medio ambiente: Bacterias y alimentos.
Y en la mayoría de las personas esa barrera desempeña mal su papel y permiten que la atraviesen demasiadas macromoléculas. Bien, pues algunas de esas sustancias son nocivas y su acumulación, junto con factores hereditarios favorables, produce numerosas enfermedades.
Claro que la mucosa del intestino delgado es, junto a la mucosa de los alvéolos pulmonares, la más frágil de nuestro organismo por su enorme superficie de 100 m2 y su extrema delgadez de 1,40 mm. Además, lejos de ser un órgano de absorción selectiva, permite el paso con frecuencia de moléculas que pueden provocar hasta reacciones alérgicas.
Normalmente su permeabilidad esta garantizada por péptidos (cadenas de aminoácidos) reguladores procedentes del sistema nervioso central y de células endocrinas presentes en el sistema digestivo y el páncreas, pero puede llegar a volverse muy permeable a causo de la agresión de distintos elementos como algunas bacterias (estafilococos, colibacilos, estreptococos, etc),
algunos medicamentos (antiinflamatorios no esteroideos, salicatos y corticoides) y distintas situaciones de estrés ante las que el organismo genera como respuesta interferón gamma capaz de modificar la permeabilidad de la mucosa a través de un cambio en su resistencia eléctrica.
Pero sobre todo, es la alimentación moderna la que juega un papel fundamental en la permeabilidad de la mucosa. La alimentación ha sufrido grandes cambios con la aparición reciente de nuevos productos (con una agricultura distinta, transgénicos, añadido de sustancias químicas, etc) y esos cambios no se han visto acompañados por modificaciones sustanciales en la biología de nuestro organismo que no deja de ser el producto de un lento proceso de evolución de millones de años – La alimentación moderna es rica en macromoléculas para las que enzimas y mucinas no suelen estar adaptadas.
Y es falsa la creencia de que el organismo humano es capaz de asimilar sin peligro cualquier clase de alimentos. La adaptación será muy larga en algunos casos e imposible en otros. Esta mala alimentación influye de forma negativa en el intestino de do maneras:
1.- Al no estar las enzimas digestivas adaptadas a la estructura de loas macromoléculas de algunos nuevos alimentos su digestión termina siendo incompleta. Y como consecuencia hay en el cuerpo un exceso de macromoléculas no digeridas que dañan las células.
2.- Los nuevos hábitos y productos tienden a modificar la flora intestinal convirtiéndola en flora de putrefacción favorecedora de bacterias peligrosas. Está comprobado que un régimen rico en carne, por ejemplo, favorece la flora de putrefacción mientras que un régimen rico en vegetales induce la proliferación de una flora de fermentación. La acción de nuestro sistema inmune acaba provocando además un exceso de macromoléculas bacterianas.
Este contenido intestinal anormal termina por agredir a la mucosa del intestino del gado provocando a través de la destrucción o deterioro de los entericitos – los ladrillos de la mucosa - una hiperpermeabilidad intestinal y la filtración excesiva de residuos de origen alimentario y bacteriano a la circulación general.
Residuos que cuando sobrepasan la capacidad de eliminación de los emuntorios (aparato digestivo, riñones, hígado y piel principalmente) se acumulan de forma paulatina el ensuciamiento celular. Una vez en la circulación general las moléculas residuales cuya estructura difiere del organismo huésped permanecen en el medio extracelular produciendo los siguientes efectos nocivos:
.- Modificación de la composición del medio
.- Cambios en la matriz extracelular
.- Dificultades de comunicación a distancia entre loas células
.- Fagocitosis de algunas partículas lo cual consume energía y produce radicales libres.
Por el contrario las moléculas cuya estructura es similar a la del organismo huésped pueden unirse a la membrana celular desencadenando señales bioquímicas erróneas o, incluso, penetrar en el citoplasma y el núcleo creando situaciones de alto riesgo:
.- Inhibición de la acción de algunas enzimas, lo cual obstaculiza el desarrollo normal del metabolismo celular.
.- Bloque de algunos factores no enzimáticos.
.- Acción sobre los genes, tanto en su estructura como en su regulación.
.- Consumo excesivo de energía con disminución paulatina de su producción.
.- Aumento de radicales libres.
Como es lógico las patologías iniciadas por ese ensuciamiento – extra celular o intra celular – necesitan tiempo para manifestarse por lo que habitualmente predominan en adultos y ancianos.
Y el resultado final es el sufrimiento, la muerte o la transformación de las células del mimo modo que la filtración repetida de granos de arena en un motor, que acaba por atascarlo o ensuciarlo e impide que funciones con normalidad.
Pasando de lo general a lo singular Seignalet fue comprobando la relación existente entre determinado tipo de moléculas residuales y patologías concretas.
Observo cómo en función de la estructura de las moléculas precedentes del intestino, los mecanismos con los que estas obstaculizan el funcionamiento de la célula, el tipo de enzimas afectadas y las distintas reacciones en las células, puede hablarse de tres grandes grupos de patologías diferentes sobre los que su dieta no produce buenos sino excelentes resultados:
1.- Patologías autoinmunes y reumáticas.
Las provocarían péptidos de origen bacteriano alimenticio que tras atravesar la mucosa intestinal se unen a moléculas HLA (Antígenos de Leucocitos Humanos según las siglas en ingles) provocando una respuesta inmunitaria de los linfocitos T contra las células en que se depositan esos péptidos. Estas patologías son: Poliartritis Reumatoide, Espondilitis Anquilosante, Enfermedad de Gangerot-Sjögren, Lupus Eritematoso, Esclerodermia, Esclerosis Múltiple, Enfermedad celiaca, Miastenia, Enfermedad de Basedow.
Enfermedades en las que según Seigmalet, la dieta debería probarse como tratamiento curativo: Enfermedad de Addison idiomática, Síndrome de Goodspasture, Neuropatía membranosa, Nefrosis Lipoidea, Glomerulpatias por complejos inmunes, Dermatitis bullosa, Arterites temporal del Horton, Periartritis nudosa, Policondritis atrófica, Enfermedad de Biermer, Anemias hemolíticas y Granulopenias auto inmunes. También la Narcolepsia y la Diabetes tipo 1
2.- Patologías por ensuciamiento.
Las provocarían las moléculas (péptidos y compuestos químicos formados por dos o mas aminoácidos) no peptídicas que contienen ADN bacteriano, lipopolisacaridos bacterianos, productos procedentes de la reacción de Maillard (proceso térmico común que altera la estructura de un producto sometido a algunas temperaturas durante un tiempo prolongado), isómeros de proteínas, glúcidos y lípidos.
No desencadenarían la respuesta inmunitaria pero ensuciarían de manera progresiva el medio extracelular - bloqueando los receptores de la membrana – e intracelular – acumulándose en el citoplasma y en el núcleo de las células – y como consecuencia, pudiendo dar lugar a:
a.- Tendinitis, Artrosis, Osteoporosis, gota.
b.- Patologías de ensuciamiento en Neurología: Cefalea, depresión nerviosa endógena, Esquizofrenia, Migraña, Parkinson y Alzheimer.
c.- Patologías de ensuciamiento no malignas: Diabetes Tipo 2, por ensuciamiento del páncreas, de los músculos y tejidos adiposos, Hipoglucemia, Hipercolesterolemia, Espamofilia y Arteriosclerosis. Si bien, no hay identificado los péptidos causantes de estas patologías, Seignalet afirma haber logrado también mejorías con el régimen ancestral pues es rico en alimentos protectores y pobre en alimentos peligrosos. – Dispepsia, litiasis biliar, Pancreatitis agudas y Hemopatías no malignas: ocurre lo mismo que en las anteriores.
d.- Patologías de ensuciamiento malignas: Leucemias y algunos canceres: Los causarían el ensuciamiento celular cuando provoca ya alteraciones genéticas que transforman la célula normal en maligna.
3.- Patologías por eliminación.
Se originarían cuando el organismo intenta expulsar los desechos nocivos que han llegado a la circulación general. Las macromoléculas que resisten la acción de las enzimas son trasportadas enteras por macrófagos y polinucleares acompañados de linfocitos desde la sangre hasta el exterior a través de un emuntorio que acaba convirtiéndose en centro de una inflamación crónica.
.- A nivel de la piel originando acne, psoriasis, eccemas queratodermia e ictiosis.
.- A nivel del colon originando la colitis, la enfermedad de Crhon, colopatia funcional…
.- A nivel de los bronquios originando la bronquitis crónica, el asma…
.- A nivel de las mucosas auditora, nasal, bucal, faringea, laringea y conjuntiva, provocando otitis, anginas, sinusitis, rinitis alérgica, infecciones repetitivas, la enfermedad de Veste, conjuntivitis alérgica o aftas.
ENSUCIAMIENTO MALIGNO: EL CANCER
Para Seignalet, solo entre el 5% y el 10% de los canceres son producidos por factores genéticos. Por tanto, los adquiridos (cerca del 95%), aunque posean genes de predisposición – son causados esencialmente por algunos factores medioambientales:
.- La alimentación, el tabaco los contaminantes, etc.
“Las radiaciones, los productos químicos, los virus y las bacterias no intestinales apenas pueden explicar el 40% de los canceres adquiríos. Por ello, para el 60% restante me parece lógico considerar los residuos bacterianos y alimenticios de origen intestinal resultantes de la alimentación moderna”.
En suma, el ensuciamiento celular provocaría que las grandes moléculas de origen alimenticio y bacteriano se incorporen a la circulación general al atravesar la mucosa intestinal, y se depositen en distintos tejidos.
Con lo que por un lado, el ensuciamiento afectaría a la matriz extracelular impidiendo a loas células sanas ejercer sus efectos reguladores obre las células en curso de cancerización y, por otro, dificultaría el proceso puesto en marcha por el organismo para purificar el mido extracelular de las macromoléculas que lo entorpecen generando a su vez radicales libres, agresivos para las células vecinas y considerados cancerigenos por una amplia mayoría de la comunidad científica. En ensuciamiento extracelular probablemente sea en muy pocas ocasiones la causa directa de la formación de una célula maligna: sin embargo cuando este aparece, impide su apóptosis (muerte) o su normalización y favorece su proliferación incontrolada.
Es pues el ensuciamiento intracelular el que constituye la causa principal de la cancerización de una célula. Son las macromoléculas extrañas que se introducen en el interior de la célula, las que generan o bloquean de forma progresiva procesos fundamentales como las señales de trascripción, las cascadas enzimáticas o el mismísimo ADN nuclear o mitocondiral. Con lo que la acumulación de residuos termina por romper los equilibrios fisiológicos generando el déficit de algunas reacciones o un exceso compensador pero patológico de otras reacciones.
Ese envenenamiento prolongado de una célula, termina por provocar alteraciones del ADN, así como las anomalías genéticas (delaciones, mutaciones, modificaciones cromosomitas, amplificación excesiva o inestabilidad genética) que provocan cáncer. A todo ello hay que añadir que mientras un organismo como utilizaría las células encargadas de la vigilancia inmunológica de las canceres – los linfocitos TD8 y las células asesinas naturales – para deshacerse de las células tumorales e impedir su crecimiento, un organismo sucio tiene afectado su sistema de defensa.